Hace algunos años, aproximadamente en 1999, un discurso que se transmitió por la televisión cubana ofrecía cifras comparativas sobre los niveles de educación, salud, alimentación, etc en América Latina y cada monstruoso dato me conmovía más que el anterior, pero una sensación de desasosiego extrañamente mezclado con alivio me invadía al final de cada frase donde alentadora, pero a la vez como señal de dura crítica hacia el resto de los países del mundo, se concluía con un lapidario “ninguno de ellos, es cubano”.
En vallas y carteles de carreteras pudo verse durante años fragmentos de ese discurso, conmovedor y aleccionador. Y es que resulta fácil a veces la queja, la crítica dura e impensada cuando algo no marcha como esperamos. Resulta en ocasiones demasiado fácil dejarse llevar por el desaliento ante las dificultades del día a día, no es fácil vivir en esta Isla, donde el calor en ocasiones sofoca, donde la economía del hogar se ve constantemente afectada por lo que ocurre allende a los mares, donde 11 millones de personas intentan sacar a flote una Cuba siempre blanco de los ataques del país más poderoso del mundo. Seguir leyendo Ninguno de ellos es cubano