
La noticia ha volado como pólvora en las redes sociales y medios digitales tras la Nota Oficial del Ministerio del Interior cubano: el MININT detuvo a ciudadanos de origen cubano y residentes en Miami cuando planificaban ejecutar acciones terroristas en el territorio nacional.
¿Reacciones? Las personas, especialmente dentro de la Isla, están indignadas, hastiadas, cansadas de que se repita lo mismo y que la justicia siga con los ojos vendados y las manos atadas…pero nadie está sorprendido. A mi, en lo personal, tampoco me sorprende que los hayan cogido ni que los de la orilla de enfrente sigan pasando penas de este tipo. Ya está demostrado que en su afán por hacernos daño no son capaces de asimilar las lecciones que históricamente les hemos impartido. Nuestras relaciones bilaterales han estado cargaditas de enseñanzas similares a lo largo de las últimas décadas pero ellos siguen sin aprovecharlas y llamarse al buen vivir.
Y si de relaciones Cuba-Estados Unidos hablamos, cabe resaltar que lo irónico del asunto es que hace poco Estados Unidos ratificó a Cuba dentro de la lista de países terroristas, demostrando una vez más que son cínicos, muy cínicos, al extremo de acusar a Cuba de algo que en ese binomio solo practican ellos, mientras que a nosotros nos queda apenas el derecho a defendernos.

Lo jodido es que, cuando nos defendemos, se las ingenian para acusarnos también de terrorismo y espionaje. Y el ejemplo clásico lo tenemos en esos dignos hombres que han pasado 15 años tras las rejas de manera totalmente arbitraria e ilegal. Porque, vamos señores, no nos engañemos: Los Cinco estaban en Estados Unidos precisamente protegiendo a Cuba de acciones terroristas, infiltrados en connotados grupos anticubanos, ya conocidos por sus constantes agresiones a la Isla.
Ellos lograron prevenirnos de ataques que habrían costado vidas cubanas y extranjeras (¿Será realmente necesario que les mencione a Fabio DiCelmo?). En los juicios contra Los Cinco nunca se lograron demostrar los cargos que se les imputaban, pero a pesar de eso ahí están, extinguiendo condenas absurdas, exageradas y (ya lo dije pero lo repito, el énfasis aquí no sobra) INJUSTAS.
Yo, les aseguro, ciertamente me siento indignada, pero también escéptica porque mientras algunos optimistas vaticinan una normalización de las relaciones bilaterales, yo no espero que Estados Unidos rectifique o cambie su política de agresiones contra Cuba, como no espero tampoco que modifiquen su actuar esos autoproclamados «patriotas y luchadores por la libertad», esos apátridas terroristas y asesinos casi siempre vinculados con personajes oscuros como Posada Carriles y Santiago Álvarez.
Por otro lado, este tipo de eventos vergonzantes para la moral gusanoide me levantan más el espíritu de lucha y me reafirman una vez más que estoy defendiendo la verdad, combatiendo las ideas desde el lado de la razón.
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