Archivo de la etiqueta: Gerardo Hernández

Una tarde inolvidable


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Hay momentos inolvidables, de esos que quedarán convertidos en anécdotas que contaremos con orgullo a nuestros nietos cuando seamos viejitos…y ayer fue uno de esos.

Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba, estuvo en la Redacción de Juventud Rebelde en compañía de su esposa Adriana.

Fue la mejor tarde que recuerdo desde que comencé a trabajar en el Diario de la juventud cubana, todos risueños, felices, emocionados, nerviosos. Y Gerardo caminando por nuestros pasillos, saludando, observando todo con sus ojos inquietos y curiosos, recibiendo abrazos de admiradores, de personas que le agradecían los años de sacrificio. Y Adriana, desbordada de felicidad junto al hombre de su vida,  no deja de mirarlo, y sonreír, y escucharlo, como dispuesta a no perderse ni un segundo más de sus palabras, de su presencia. 

Gerardo respondió preguntas (rodeado de periodistas no podía ser de otra manera), contó anécdotas, narró historias, ofreció detalles,  hizo bromas, se emocionó y, por un segundo, todos observamos cómo se guardaba la lágrima que pugnaba por brotar.

Ya no es, para los que tuvimos el privilegio de su compañía esa tarde, el rostro de la foto antigua que encontramos en vallas, pósters, paredes y afiches de una etapa dolorosa que ya nadie quiere volver a recordar. Sencillo, natural, sin imposturas, Gerardo es un Héroe de carne y hueso que ayer  se nos hizo tangible, y tan real como inolvidable.

Gerardo por los pasillos de JR

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Gerardo con algunos de los integrantes de Soy Cuba

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Gerardo dialoga con JR

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Disfrutando de la exposición en su honor…

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Cinco necios


 

Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate
Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate

El concierto número 62 de Silvio, que marcaba el cierre de su intensa y larga gira por los barrios, no podía pedir mejor colofón que contar con la presencia de unos hombres que escribieron la Historia con su hazaña de resistencia. 

Desde casi el mismo comienzo, ya se podía adivinar que Silvio tendría que cantar El Necio, una canción que parecía hecha para ellos, que se convirtió en una suerte de himno, un canto a la dignidad de cinco hombres que se negaron a arrodillarse incluso bajo las más duras presiones.

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#Volvieron y mi casa ya está completa (+Fotos y Video)


Ayer lloré de alegría nuevamente frente al televisor, igual que derramé mis lágrimas el día que vi descender del avión a inicios de este año a Fernando y un tiempo antes a René. Pero esta ocasión fue incluso mejor, pues la alegría estaba triplicada, con la gratificante sensación de que la Patria finalmente está completa, que ya no sufre la ausencia de tres de sus hijos amados.

Anoche me fui a dormir con la felicidad de saberlos en casa rodeados por sus seres queridos, de haber cerrado un capítulo extenso de lucha que culminó en victoria, con la certeza de que Fidel, una vez más, tuvo razón, que sus palabras fueron más que sentencia, visión de futuro.

Agradezco al infinito esa imagen del abrazo de Raúl y escucharle el reconocimiento por la entereza demostrada; luego el emocionado agradecimiento de un Gerardo que se confiesa sin palabras, así como la disposición suya y de sus hermanos para asumir las tareas que la Patria les encomiende en lo adelante son la prueba de su estatura de gigantes, de su dimensión como revolucionarios.

Cierro los ojos y sigo viendo la sonrisa inmensa de Tonito mientras corre, literalmente, a abrazar a su padre, y resuena detrás el grito feliz de Maruchi «¡Te lo dije, te lo dije, mi hermano!», y Mirtha que se queda de pie en la puerta, como si le costara creer tanta dicha, y no sabe qué hacer con la cartera, que termina arrojando al suelo para tener los brazos disponibles para el abrazo, pero no se decide aún a caminar al encuentro del hijo, no atina a nada así que se queda de pie, disfrutando la escena de la familia finalmente reunida, hasta que es Tony quien despacio, como si temiera romper su fragilidad, la abraza con la ternura acumulada en tantos años de espera, y la besa, y con la mirada le asegura que es cierto, que esta vez no habrá despedidas, que ya puede olvidar los temores porque ha llegado para quedarse a cuidar su vejez.

Vuelvo a ver a Ramón fundido en su interminable beso-no-apto-para-menores con Elizabeth, abrazando a sus hijas,  sintiendo de pronto cómo desaparecen los dolores de las rodillas.

Y la dicha se agiganta hasta el infinito cuando Adriana y Gerardo se miran a los ojos, reconociendo en la mirada a esa alma gemela de tantos desvelos y lealtades, y se acarician mutuamente las mejillas, como quien no acaba de creer en su dicha, reconociendo el rostro amado tras 16 años de distancia, descubriendo las marcas que el tiempo dejó, para culminar al fin con el puro y tierno beso en la frente amada de «su reina», como él la suele llamar.

El recibimiento en los barrios, los abrazos postergados a los vecinos que quizás los vieron crecer, el saludo a los viejos los amigos de travesuras, el descubrimiento de los niños que han nacido en su ausencia, la anciana vestida de blanco que llega con su bastón y cargada de collares para regalarle todo su aché al «chino», la multitud coreando el nombre de Gerardo, que no tiene palabras para expresar lo que siente a pesar de haber soñado muchos años con ese momento.

Y finalmente la grata sorpresa del embarazo de Adriana, la mano protectora de Gerardo sobre el abultado vientre donde palpita la vida del hijo largamente soñado, la alegría de poder estar junto a ella cuando llegue el momento del supremo dolor que antecede a la dicha inmensa de ser padres. Ya los sueño decorando la habitación con los dibujos que Gerardo pintará para su retoño, y quizás haga una versión más colorida y grande de su «Carta a mis hijos que están por nacer» (Puede leerla en el libro El dulce abismo) para colgarla en una pared…para explicarles en el futuro «por qué su papá no es tan joven como muchos de los padres de
sus amiguitos, y conozcan de los años en que papi y mami tuvieron que vivir separados a pesar de quererse mucho.»

Después de muchos años de espera, finalmente puede Cuba deleitarse con las imágenes que algunos temieron que no verían…pero a mi, las que más me han gustado han sido estas:

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Las fotos fueron tomadas por el Estudio Revolución en el día de ayer, para verlas en tamaño grande basta con hacer clic:

Saltando guaguas y cazando lagartijas (+Fotos)


Hoy es el cumpleaños de un cubano inmenso, risueño, alegre, sincero y valiente.  Gerardo Hernández Nordelo cumple 49 años y no podrá festejarlos pues se encuentra lejos de su Patria, de su amada Adriana, de su pueblo, su familia, sus amigos, su hogar.
Hoy publico la segunda parte de la entrevista que le estoy haciendo. Esta vez conversamos sobre su infancia.
Agradezco a Adriana Pérez, su esposa, por facilitar las fotos que acompañan este texto.

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Aproximadamente con 7 años. En su barrio natal, en el Alcázar.


Gerardo Hernández Nordelo, uno de nuestros Cinco Héroes, es un narrador increíble. Con su permanente sentido del humor y su modo optimista de asumir la vida, siempre logra atrapar por su manera de contar las cosas, con ese tono jocoso típico del cubano sencillo.  Y es que este hombre, sobre el que pesan penosas e injustas condenas, sigue siendo también aquel niño de Arroyo Naranjo que amaba jugar pelota y cometía alguna que otra travesura.

«Al igual que Adriana, nací en el hospital materno de 10 de Octubre, en Luyanó, más conocido por entonces como «Hijas de Galicia». Del hospital fui directo para el reparto Alcázar, en Arroyo Naranjo, y de allí no salí hasta que nos casamos. Luego de un tiempo, mi papá se enfermó y regresé con Adriana a vivir allí de nuevo.

 «El Alcázar es un reparto pequeño y no tan conocido como algunos de los barrios con los que limita. Sin embargo, me crié con un concepto de “barrio” bastante elástico. Mi casa era la última de la Avenida Norte, a la que solo alguien que haya “perdido el Norte” le llamaría Avenida. Hace poco la asfaltaron y ya, al menos, parece una calle.   Seguir leyendo Saltando guaguas y cazando lagartijas (+Fotos)

Carta al presidente Obama de una luchadora por la libertad de Los Cinco


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Roussie al centro de la foto, vestida de rojo, en el Pico Real del Turquino, en Cuba, como parte de sus acciones de solidaridad con Los Cinco

Hoy, vía correo, recibí un mensaje de Jaqueline Roussie, una señora francesa que desde hace años se ha solidarizado con la causa por la libertad de nuestros Héroes encerrados en cárceles norteamericanas. Ella, según me cuenta, envía cada mes a más de 2 mil personas una carta denunciando la injusticia, con el objetivo de hacerla viral y que el mensaje pase de persona a persona y logre sensibilizar a la mayor cantidad posible con esta situación que dura ya más de 15 años.

Acá comparto la carta dirigida al presidente Obama que para el mes de junio Roussie hará circular:

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Presidente Obama                                                                    Junio 1ro, 2014.

The White House

1600 Pennsylvania Avenue N.W.

Washington DC 20500

Señor Presidente,

El 18 de abril falleció el autor colombiano Gabriel Garcia Marquez . Usted declaró:

«El mundo perdió uno de sus más grandes escritores visionario, y uno de mis preferidos cuando era joven”, al enterarse de su muerte.

Gabriel García Márquez jugó un papel importante en la historia de los agentes antiterroristas cubanos de la red Avispa a la cual pertenecían Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino, y René González, « los Cinco » como son conocidos.

En abril del 1998, este autor se fue a La Habana a buscar un complemento de informaciones para escribir un artículo a propósito de la recién visita del Papa Juan- Pablo II a Cuba. Amigo del presidente cubano, García Márquez había encontrado a este último, y le había informado su próxima partida hacia los Estados Unidos donde debía organizar un taller de literatura en la universidad de Princeton a partir del 25 de abril. Le hizo saber de que quizás encontraría al presidente William Clinton. Seguir leyendo Carta al presidente Obama de una luchadora por la libertad de Los Cinco

Gerardo, las fiestas del sábado y lo que nunca vio


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«Nací en 1965, y cuando se fueron los 70 era casi un niño todavía. Arroyo Naranjo fue “mi mundo” hasta que estuve bastante crecidito.

 «Recuerdo que todos los sábados había fiestas en casa de alguien. Creo que hoy les llaman descargas. Durante la semana, ya todos los muchachos andábamos averiguando: “¿Dónde hay fiesta el sábado?”, y nos pasábamos la información: “en calle 1ra del Rosario”,  «en Penichet, en el Capri». Y el sábado por la noche el grupo de amigos arrancaba para allá. Donde se escuchara la música, ahí era; y entrábamos muchas veces sin siquiera saber quién vivía allí. Si te ponías de suerte, se te pegaba un vasito de «ponche» preparado con alcohol y frutas, pero muchas de aquellas fiestas eran secas, porque si había bebida, era para los conocidos.

«Unos se pasaban la noche bailando y otros haciendo bulto, pero casi siempre tratando de «cuadrar» con alguna muchachita. Los más afortunados lograban una cita para ir el siguiente día a la playa, al cine, a Coppelia… Aunque casi todos mis domingos comenzaban con un: «Gera, te llama tu papá». Porque el viejo, que no podía estar sin hacer nada, madrugaba los fines de semana y bien temprano ya estaba chapeando el jardín, guataqueando el patio, pintando, lijando, mecaniqueando… Yo creo que cuando no había nada roto, él lo rompía, para tener algo que arreglar.

 «Yo me la pasaba protestando, porque muchas veces los sábados me acostaba tarde por las fiestas, y ya a las siete de la mañana del domingo mi papá me estaba mandando a levantar. Pero después, de adulto, me di cuenta de que él lo hacía con toda intención, y se lo agradezco, porque, aunque no salí tan diestro como él para las labores manuales, sé manejar las herramientas básicas para hacer trabajos de mantenimiento, chapeo, mecaniqueo, mezclo concreto y soy «chofer A» de carretillas, todo gracias a aquellas jornadas dominicales de trabajo (in)voluntario».

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