Por mucho que despotriquen contra el Estado cubano, no he visto acá ni un solo argumento razonable para explicar la carencia de leche en Cuba, ni el hecho de que la existente sea insuficiente para todos, más allá de los 7 años de edad.
A ver, ¿Será que el monstruoso gobierno de Cuba bota la leche para maquiavélicamente dejar al pueblo sin tan importante alimento? ¿Será que el Estado se las ha arreglado para crear una conspiración tan truculenta en aras de hacer que la gente robe la leche de los hospitales, como dice el comentarista Bobbie?
¿O será que simplemente la producción de leche, con las pocas vacas que hay, no alcanza y punto?
Y, si es esto lo que realmente sucede, que a pesar de todo lo que el Estado desearía poder hacer, la producción no es la suficiente, ¿entonces no es digno de aplaudir el hecho de que se tenga al menos la decencia y el humanismo de priorizar a los infantes, los más pequeños y necesitados, así como los enfermos?
Doy gracias por tener un Estado que piensa siempre en los más necesitados y los tiene en cuenta para ofrecerles lo poquito de que se dispone. Una vez un amigo economista me dijo que en nuestro país no se distribuían equitativamente las riquezas, sino la pobreza. Y creo que tenía razón. La Revolución de 1959 nos heredó un país con desequilibrios sociales inmensos, y mientras algunos paseaban y se divertían en el Yatch Club, mi abuela paterna, analfabeta y viuda, hacía malabares para lograr sobrevivir con sus dos hijos menores de 5 años. Mientras el mafioso Meyer Lansky mantenía su sede gansteril en La Habana y vivía a todo tren lleno de lujos, en la Ciénaga de Zapata una mujer viajaba en una balsa de troncos por los canales infestados de cocodrilos para llevar a su hija moribunda hasta Cienfuegos, a más de 150 kilómetros de distancia, para ver al médico más cercano (la niña no sobrevivió al viaje, y la madre llegó loca a Cienfuegos, aferrada al cadáver de su criatura, tuvieron que arrebatársela de los brazos).
Querer comparar a Cuba con los modos de vida de un sistema capitalista es absurdo, y más absurdo aún es querer compararla con un sistema capitalista de un país económicamente desarrollado.
Claro que en las naciones de Europa, en Estados Unidos y demás países ricos la leche es tan fácil de adquirir que hasta los del sindicato hacen sus huelgas por los bajos precios de su producto y derraman pipas completas en las calles a modo de protesta (no saben como me dolió ver aquel desperdicio en las noticias hace un tiempo).
Cuando vayan a comparar a Cuba y sus índices sociales, por favor, compárenla con países igualmente subdesarrollados económicamente. No olviden tener en cuenta el atraso tras varios siglos de explotación colonial y luego neocolonial, los resultados del bloqueo, y también, por qué no, las ineficiencias internas que no voy a obviar, pero que, a la larga, no serán ni la décima parte de la causa del problema actual. Comparen y sean honestos.
Díganme luego que tal les fue en sus análisis, y no se me bajen con cifras inventadas o argumentos poco serios. Díganme por qué la leche en Cuba no alcanza para los más de 11 millones de cubanos, díganme por qué solamente se puede garantizar a los niños menores de 7 años, enfermos y ancianos. Yo sé la respuesta, pero quiero aplicarles el método socrático…se los dejo de tarea.
Les dejo acá el enlace a un post del blog de mi amigo Raúl Capote sobre el mismo tema, por si desean leer más sobre este: