Hoy, que no tengo a mi padre conmigo desde hace ya diez años, puedo decirlo: padre No es cualquiera, y su presencia es insustituíble y esencial en la vida de todo ser humano.
Para mi padre del alma: te quiero siempre, donde quiera que estés y te extraño. No sabes cuánta falta me has hecho en estos años, cuántas veces he necesitado de tus consejos, de tu cariño, de tu apoyo. Daría lo que no tengo por escuchar tu voz una vez más, sentir tu abrazo, tu risa, por escucharte de nuevo cantar aquellas viejas canciones de Feliciano…daría lo que fuera hasta por recibir un regaño. Me enseñaste a no conformarme jamás con la mediocridad, a ser sencilla y humilde, a no avergonzarme de la modestia con que vivimos, a luchar siempre por lo que quiero, a ser sincera y a no ceder en mis convicciones.
Para mi otro padre, mi abuelo adorado: Papapa mío, tu dulzura, tu paciencia y tu sonrisa permanente se me quedaron clavadas en el corazón. Tú estuviste presente en cada momento importante de mi vida y me demostraste que el amor eterno existe, bastaba verte el brillo en los ojos cuando mirabas a abuela, tu novia eterna. Es culpa tuya que sea una romántica empedernida, tú me llenaste la vida de poemas y piropos, me enseñaste a confiar en las personas, me mostraste el valor de la amistad y me hiciste radicalmente revolucionaria.
Estos dos hombres que marcaron mi vida, no se encuentran ya conmigo físicamente, pero jamás me he sentido sola, los llevo a mi lado dondequiera que voy. Para ellos y para todos los padres y abuelos que han sabido ganarse un espacio especial en los corazones de sus hijos y nietos, va mi felicitación en su día.
Desde Cuba te cuento 