Martí nos anda por dentro.

Enero llega siempre con olor a nuevo mientras Martí, cada día 28, nos anda por dentro como ese susurro suave que provoca una sonrisa. Hoy, a 159 años de su natalicio, celebramos la vida y obra del más universal de los cubanos y mentor directo de nuestra Revolución.

Cinco décadas atrás lo definía el Che como “El hombre a cuya palabra había que recurrir siempre para dar la interpretación justa de los fenómenos históricos que estábamos viviendo y (…) cuyo ejemplo había que recordar cada vez que se quisiera decir o hacer algo trascendente en esta Patria…”.

De no haber sido nuestro Héroe Nacional, de todos modos, hubiera sido un símbolo de América. Aquel ser humano maravilloso nacido con alma de poeta y maestro, al que la vida convirtió en político y soldado, dio a nuestras guerras por la independencia el humanismo que necesitaba; concibiendo además una república que estaría más allá de las clases, partidos y de sus conflictos.

La máxima “Con todos y para el bien de todos” fue su pilar fundamental. La figura más alta de las letras hispanas del siglo XIX, fue también el revolucionario más radical y el combatiente más incansable de su tiempo.

Nunca hubo un hombre al que le sobraran tantos méritos y asumiera su vida con tanta sencillez: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. Por eso se puede y se debe honrar a Martí en la forma en que él querría que se le hiciera, cuando expresó: “La mejor manera de decir, es hacer”.