El mundo es un pañuelo. ¿Cuántas veces al mes decimos una frase semejante? Nos viene de súbito cuando de pronto nos enteramos de que la persona que acabamos de conocer es pariente de Fulanita, la vecina de los bajos; o que el amable doctor que acaba de atender a nuestro hijo en el policlínico es el esposo de la hija de Zutano, el compañero de trabajo con el que hablas de vez en cuando en el elevador…Pues sí, el mundo es un pañuelo y terminamos por entrechocar unos con otros en el accionar diario, antes o después.
La primera vez que escuché hablar sobre la hipótesis de los seis grados de separación fue en una clase de Historia en la universidad. El profesor nos habló sobre la Carta a García, un ensayo escrito por Elbert Hubbard en 1899 donde se narraba que un hombre llamado Rowan fue designado en Estados Unidos para hacer llegar un mensaje al General Calixto García, jefe mambí durante las luchas por la independencia de Cuba. La particularidad de la encomienda es que Rowan cumplió su cometido sin conocer al General García, y sin saber su localización exacta dentro de la Isla cuando salió en su busca.
Aunque Hubbard enfoca su ensayo en la importancia del compromiso y de la voluntad de ejecutar las tareas que uno asume en el trabajo y en la vida como clave para obtener el éxito, mi profe de Historia, de un modo más práctico, estimaba que Rowan fue capaz de lograrlo gracias a la hipótesis de los seis grados de separación, que postula que cualquier persona en la Tierra esta conectada a otra a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Seguir leyendo Seis grados de separación