Hace unos días, mientras me dirigía al trabajo, me crucé en la calle con un muchachito que no tendría 14 años aún, caminaba con paso firme y mirada al frente mientras esgrimía en la diestra un cigarro encendido que aspiraba cada dos o tres pasos.
La imagen, visualmente chocante y hasta agresiva por aquel modo desenfadado de andar, casi con guapería, de aquel crío que no alcanzaba mi estatura (y créanme, no soy modelo a imitar en esas cuestiones porque soy bajita), a la vez me resultó motivo de preocupación y ocasionó posteriores reflexiones. Seguir leyendo Fumar o no fumar: ¿Difícil dilema?