La cajita de Pandora


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La semana pasada la AIN publicaba una información bien alegre donde se celebraba la venta de más de 51 mil 300 cajas decodificadoras para la TV digital en Cuba. La noticia, lejos de sorprenderme, aunque la cifra aparente ser considerable, me preocupó.

Desde que comenzó a hablarse en Cuba sobre la implementación de la TV digital, ha existido mucha expectativa. Los medios de comunicación nos han vendido la idea como parte del progreso tecnológico necesario para mejorar las transmisiones; como si el principal problema fuera la calidad de la imagen y no el contenido de la programación actual. Sí, ya sé que la tecnología en el mundo avanza a pasos agigantados y que, si no nos ponemos las pilas, nos quedaremos atrás y eso encarecerá más los costos futuros de nuestra maltrecha televisión nacional.

Pero bueno, lo aceptamos como un bien necesario, entre muchos que nos han «implementado» últimamente: las cocinas eléctricas que se rompen cada 6 meses, los diminutos refrigeradores HAIER que popularmente se conocen como «lloviznaos» por su tendencia a la descongelación espontánea, las maravillosas ollas reinas para hacer «de todo» aunque el modelo que vendieron en mi cuadra no tiene piezas de repuesto y al menos en mi casa hace como 2 años que no cierra y, por ende, no coge presión… en fin, como les decía: un bien necesario.

Y comenzaron las pruebas de la televisión digital, y recuerdo la ansiedad con que todos esperábamos que «nos tocara» la prueba en el barrio, a ver si nos daban las dichosas cajitas al módico precio de 7 pesos cubanos y podíamos apreciar la maravilla de los nuevos canales, y la novedosa oportunidad de grabar los programas durante nuestra ausencia para luego verlos al regresar al hogar.

Pero no nos tocó. Y ahora que ya todas las pruebas están hechas, me entero de que las cajitas se van a vender al super económico precio de 38.90 cuc (972,50 pesos cubanos al cambio actual)en las tiendas recaudadoras de divisas. La noticia me la dio la radio mientras viajaba de Caibarién a Matanzas al final de las vacaciones. Creí haber escuchado mal, la cifra me parecía absurda para algo que, al final, será obligatorio cuando se haga el planificado apagón analógico en 2021. Así que esperé a aclarar el asunto más adelante, con la certeza de haber escuchado mal. Tenía que haber escuchado mal.

Pero no, no escuché mal. La «cajita de Pandora» cuesta eso, y más, porque ya los vivos han buscado el modo de hacer negocio y no son pocos los que acapararon en las tiendas para luego revenderlas en el mercado negro por un precio que puede alcanzar (y quizás superar) los 50 cuc, por lo que he escuchado. Cifra que no tienen reparos en pagar los nuevos ricos emergentes en Cuba al calor de algunos muy lucrativos negocios por cuenta propia (legales o no), o gracias a las remesas familiares que reciben quienes tienen FE (familia en el exterior).

Claro está, mi preocupación viene dada por las posibilidades reales para la compra del aparatico que será, tarde o temprano imprescindible, para aquellos que no tienen negocios ni FE, y viven honradamente del fruto de su trabajo estatal, o de sus pensiones de jubilados. ¿Cómo pagarán ellos?

No es secreto para nadie que en la Cuba actual los salarios se encuentran bastante deprimidos, y que existe una horrorosa deformación en la pirámide salarial, esa que decidió que el padre de Alejandrito, jardinero en un hotel de Varadero, perciba por su trabajo 290 pesos a lo que se le suma una propina que puede alcanzar los 50 cuc mensuales, y que yo, periodista de un medio nacional gane 485 pesos, sin estimulación en divisa alguna.

Y no me quejo, amo mi profesión y no la dejaría para irme a limpiar pisos en algún hotel como otros tantos hicieron ya; y he aprendido, de algún modo, a hacer magia y que mis gastos no excedan mi presupuesto. Pero ¡no me impongan un gasto de ese tipo! Ni reuniendo de aquí al 2021 resuelvo el problema, porque sé que, en cuanto llegue a los 20 cuc Ale necesitará un par de zapatos nuevos para la escuela, o para pasear, o ropa, o seré yo quien no tenga qué calzarse en los pies, o habrá que arreglar finalmente la ventana del patio trasero antes de que nos la arranque el próximo ciclón, o habrá que…siempre tendremos un gasto, y reunir para ver la televisión cae en la categoría de lujo ante otras necesidades más imperiosas.

Algunos son de la opinión de que en el futuro bajará los precios, buscarán la forma para que todos tengan acceso a las bondades  tecnológicas que nos ofrece el aparatico de marras. Yo soy más escéptica. La frase de que «se acabaron las gratuidades» unido al hecho de que hoy día aún hay personas que se niegan a pagar los créditos que deben por el menage de cocina que recibieron mediante la Revolución Energética y la certeza de que no es probable que el Estado se arriesgue a nuevas «deudas impagables» me hacen dudar…pero veremos, veremos si es también la esperanza lo único que queda al final en esta cajita de Pandora

Yo, ya lo tengo dicho: si no bajan esos precios, me dedicaré exclusivamente a ver el dvd cuando llegue el 2021.

Enlaces relacionados:

La engañosa cifra de nuestras 50 mil cajitas decodificadoras

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8 comentarios en “La cajita de Pandora”

  1. Mi amiga periodista,vivo en Rep Dominicana,aqui las companias de cable cuando hacen cambios,te dan,con el contrato(que dicgho sea de paso) es muy economico tu cajita gratis. Por lo que vi en mi reciente viaje a Cuba,eso de la TV es una estafa,y no se le puede achacar a una compania. esplotadora ni tampoco al embargo.solo a esa Revolucion que defiendes tan apasionadamente,Ojala que la cajita,los precios de los carros,la nueva ley de aduana y muchas mas cosas no te hagan disminuir tus defenzas revolucionarias

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  2. Cuando se hizo el cambio por acá, las cajitas las dieron gratis las compañías de cables y el gobierno. Sin límites, tantas cajitas como televisores había en la casa.
    Veo que en Cuba el principal explotador es el gobierno que es el único dueño.

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