Una carta de amor para Pepe


No suelo compartir de forma pública mis cosas personales NUNCA…pero en esta ocasión haré una excepción. Estoy de aniversario, y esta carta en particular ha cumplido un año en fecha reciente manteniendo cada sentimiento intacto,  incluso incrementado. Soy feliz ¿qué otra cosa puedo decir? Hoy voy a darme el lujo de ser cursi y ridícula, no importa, ya lo dijo el poeta portugués Fernando Pessoa «Todas las cartas de amor son ridículas».

Pepe:

A veces creo que serías capaz de despertarme todos esos sentimientos que duermen hace años dentro de mi, y eso me llena el pecho de un miedo terrible, desesperante, siento que no puedo respirar y me dan ganas de huir…huir siempre es mas fácil…y yo soy especialista en escapes.

Buscas demasiado en mi interior y eso también me asusta, no estoy acostumbrada a dejar que un perfecto extraño conozca tanto de mi, no me gusta exponer el alma en su desnudez, indefensa, de la manera en que casi siempre logras que muestre la mía. Por lo general me lleno de muros y candados, escondo la mirada para que no me la lean, regalo vagas sonrisas al azar y nunca ¡nunca! dejo que nadie jamás me VEA de verdad, eso solo me haría más frágil.

Estoy contando minutos por ti, horas y días que nos separan…no soy Penélope pero casi, casi comenzaré a tejer una inmensa red de sueños, de confesiones, de miradas que te guardo para esa cita de la que tanto hemos hablado, la definitoria, la que finalmente nos enfrentará, y ya no serás Pepe, ni yo seré la delicada flor que piensas, sino simplemente un hombre y una mujer que en un remoto paraje de la geografía cubana se encuentran porque ya es inevitable.

Lo que suceda después no será previsible, le temo al futuro precisamente porque soy incapaz de predecirlo, de prepararme para lo que pueda pasar. Y no me gusta demasiado lo que escapa a mi control. Créeme, no soy de las que gustan ejercer un control arbitrario sobre lo que le rodea, pero me hace sentir segura saber que puedo al menos llevar las riendas de mi vida, de mi futuro…y no se si tu irrupción en el camino que me tracé me obligará a salirme de él.

Temo a verte ahora porque me conoces demasiado y eso siempre es difícil, es como hacer trampas en la primera cita porque ya no sería la primera, hemos tenido miles de citas previas, aunque virtuales, donde hemos intercambiado sobre todo lo que normalmente se conversa en la primera, segunda y hasta tercera ocasión…

Eso me hace pensar: ¿cuántas citas deben tenerse para un beso?

Quizás no sea tan complicado al final, quizás cuando estemos bajo el mismo sol, compartiendo el mismo aire, descubres que no soy como esperabas (porque siempre esperarás algo, siempre te forjarás ideas de mi antes de conocerme después de tanta conversación). Negarlo solo sería ingenuo de tu parte, además de una mentira.

Una vez aquí, todo tomará un camino, sea o no de nuestro agrado. ¿Y si me gustas? ¿Y si te gusto? ¿Y si no nos gustamos? ¿Y si nos gustamos en exceso? Solo preguntas que hallarán respuestas, pero no soluciones, porque de esas para nosotros ya no hay, se agotaron.

Imagina que la vida tal y como la conocemos ahora no existe, en un universo paralelo somos solo dos personas que acaban de conocerse y tienen todo un mundo de posibilidades frente a ellos, toda una vida para hacer elecciones erradas y acertadas…ahhhh que distinto sería.

Esperar termina siempre por convertirse en la palabra clave del futuro. Yo impaciente al fin, mujer al fin, paso más trabajo que nunca para contener mis emociones, para dormir cada noche con la esperanza de engañar al tiempo para que pase más rápido, pero no funciona.

Resucito cada mañana con la única alegría de poder conversar contigo, de llegar pronto, de que estés esperándome, como siempre para seguir en nuestra infinita primera cita, en esta suerte de encuentro-desencuentro donde te desconectas, me desconecto, me llamas a gritos desesperados, te pido que no me abandones…

Ojalá no me decepciones, ojalá no te decepcione yo, porque veo la tormenta venir desde hace semanas y de verdad que ansío bañarme en el aguacero.

                                                                  YO

Acá les dejo el poema de Pessoa, para los que se quedaron con ganas:

Todas las cartas de amor….

(Fernando Pessoa)

«Todas las cartas de amor son 
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran 
ridículas.
En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Cuando hay amor, las cartas de amor
tienen que ser
ridículas.
Y es que, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito jamás 
cartas de amor
son las que son
ridículas.
La verdad es que hoy
mis recuerdos de aquellas cartas de amor
son los que son
ridículos
(todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)»

11 comentarios en “Una carta de amor para Pepe”

  1. Yo creo que el pessoa ese es el ridiculo..las cartas de amor no son ridiculas….tu carta fue muy madura y a la vez infantil ese es el amor y me alegro que te haya ido bien ..felicidades..hermosa carta.

    Saludos,

    Capri.

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  2. hola amiga ante todo t felicito pues el amor es el mas bello y puro sentimiento, muy bella tu carta,ojala q llegue pronto ese momento y puedas disfrutarlo mas q la espera,un beso suerte y lucha siempre por lo q quiere el q triunfa vence,un beso cuidate.

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  3. Te sugiero mandes esta carta, así mismo, al concurso Cartas de amor que todos los años convoca nuestra amiga, la poetisa espirituana Liudmila Quincose, seguro alcanzas algún premio, aunque mi mayor deseo sería que el premio fuera que te correspondiera y fueras muy feliz. Éxitos y adelante…

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  4. La carta esta preciosa. Me hizo recordar el amor. Ya saben, el amor del comienzo, ese que te come las tripas. (las famosas mariposas en el estomago).

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    1. Pues esta prestigiosa antropologa estudia el amor.

      Aqui algo escrito sobre lo que ella dice.
      http://www.mcmanweb.com/love_lust.html

      El amor esta en la parte del cerebro que dicta los impulsos y las gratificaciones (bien primario, bien animal). Pero es bien diferente a donde se encuentra el deseo y la sensacion fisica tambien es diferente.

      El deseo es un escozor pasajero, una picazon, el amor es algo punzante y
      constante.

      Estar enamorado en un MRI se parece a estar high con cocaina.

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