¿Solidaridad o limosna?

Un comentarista del blog me lanzó un reto, como un intento quizás de criticar algunas decisiones asumidas por Cuba…preferí responderle en un post para aprovechar el tema y sacarme de adentro algunas opiniones que llevo por dentro desde hace años.

El reto en cuestión es este:

“Imagina que dispones de 1000 € y sabes de una Asociación de ayuda humanitaria, que necesita urgentemente esa cifra, para asistir a niños Somalíes, los cuales además de mal nutridos son huérfanos abandonados a su suerte, en un asentamiento de la UN, en tus manos está marcar la diferencia. Desafortunadamente, has visto las noticias sobre un Huracán que ha azotado el centro de Cuba y una escuelita rural en un remoto lugar del Escambray, ha quedado destruida…y tus 1000 € llevarían a esos niños nuevamente la alegría de aprender…Solo tienes ese dinero y a cada situación le urge la misma cantidad; mi pregunta es: ¿A quien vas a enviar los 1000 €?”

La respuesta es, a mi entender, tan obvia que casi ridiculiza la pregunta. No tuve que meditar más de un segundo para decidir cuál sería mi proceder en una situación semejante.

¿La vida de quién peligra? ¿La de los niños cubanos saludables o la de los somalíes desnutridos?

Existen siempre alternativas para los niños cubanos, que pueden dar clases en otro lugar mientras se reconstruye su escuela. Seguramente el PCC y el Gobierno encontrarán un lugar para que puedan habilitar sus aulitas durante un tiempo. Pero, ¿tienen los somalíes alguna posibilidad de salvar su vida si no les tiendo mi mano solidaria? ¿Quién necesita más de esos mil euros?

La verdadera solidaridad no es dar limosna que nos sobró, sino compartir lo poquito que se tiene con los demás necesitados del mundo, los que están peor. Ese es el problema de los capitalistas, que solo te ayudan cuando a ellos les sobra algo, jamás se quitarían un plato de comida de la boca para ofrecérselo al hambriento…

Pero Cuba, que no es rica en recursos, pero si en Humanismo, salta por encima de sus propias carencias cuando alguien requiere de ayuda, envía maestros a cualquier rincón del mundo para que los pobres puedan aprender a leer y escribir. Cuba despacha a sus médicos a cualquier continente para prestar asistencia ante cataclismos…el granito de arena que aportamos como ayuda, vale más que el aportado por un poderoso país capitalista que de nada carece en cuestiones económicas.

Mi solidaridad tiene más mérito, y aunque el mérito «no se come», me hace feliz porque en cualquier lugar del planeta donde pronuncie Cuba, se abrirán los ojos con admiración y agradecimiento.

Cuba no hace nada por los ricos que controlan los medios de comunicación capitalistas, a lo mejor por eso no hablan bien de esta pequeña Isla que tanto hace por el mundo, especialmente por los olvidados. Su labor va más allá de la epidermis, hacia las capas más bajas de la sociedad, allí donde sí reconocen el valor de nuestra ayuda. Pero no lo hacemos para que nos reconozcan o nos aplaudan, sino por convicción, porque de José Martí aprendimos que «Patria es Humanidad» y que todo hombre humilde del mundo es nuestro hermano.