Cuba, primer lugar en el medallero Panamericano

Si, ya sé que muchos enseguida querrán rectificarme y aclararme que Cuba no quedó primera en el medallero sino segunda.  No se preocupen, que no me volví loca ni se me zafó un tornillo. Si continúan leyendo entenderán mis razones y quizás muchos estarán de acuerdo conmigo.

Resulta que esta mañana, mientras leía el Blog de Iroel Sánchez La Pupila Insomne, me tropecé con un post suyo que explicaba las consideraciones de un amigo argentino que había sacado la cuenta de las cantidades de medallas obtenidas por los distintos países en relación con su cantidad de habitantes.

Según estos cálculos, Cuba ocuparía el primer lugar en el medallero, seguida por Canadá y Puerto Rico. No se detenían las cuentas ahí, pues para contabilizar la calidad de la gestión, la estimó mediante la fórmula cantidad de medallas de oro/cantidad de habitantes (en millones). Como era previsible, Cuba obtuvo los mejores resultados.

El medallero ofrecido era así:

Todo este razonamiento me pareció lo más lógico del mundo, desde pequeña he considerado que la cantidad de habitantes de un país influye y en no pocas ocasiones determina los resultados tanto deportivos como culturales de una región. Matemática de bodega: a mayor número de personas, mayores posibilidades de que existan superdotados física o intelectualmente.

Claro está que no solamente esto influye, pues hay que tener en cuenta también el interés de un Estado para posibilitar el desarrollo de las potencialidades de sus individuos.

Mientras disfrutábamos de la última jornada de competencias de los Juegos Panamericanos  Guadalajara 2011, le comenté a mi mamá que Cuba es un país donde los logros deportivos se consideran también políticos. Ella estuvo de acuerdo.

No faltará entre mis avezados lectores quien salte a espetarme que nosotros los cubanos todo lo convertimos en política. Y en este caso, tendría que darles la razón, pero no por lo que muchos piensan. Saquen la cuenta ustedes mismos: si en un país pequeño, con pocos recursos económicos, el Estado tiene como política permanente el desarrollo de las posibilidades de sus ciudadanos en campos tan diversos como la educación, la cultura y el deporte… ¿Cómo no considerar entonces como propios precisamente esos logros?

Sin una Revolución velando constantemente porque cada ciudadano tenga acceso a las condiciones para desarrollar sus talentos en los más disímiles campos, casi con certeza no hubiéramos disfrutado jamás de las estelares actuaciones de Javier Sotomayor, Ivan Pedroso o Félix Savón. Dayron Robles sería quizás un jovencito desconocido en el mundo y Ana Fidelia Quirot, después de aquel terrible accidente con el más caliente de los elementos, jamás nos hubiera hecho llorar de emoción frente a nuestros televisores cuando ganó, «con el corazón» aquella carrera que hizo Historia. Aún resuenan en mis oídos los gritos exhaltados del comentador deportivo que apenas si daba crédito a sus ojos ante esa mujer que había vencido a la muerte y ahora vencía a sus rivales en la más espectacular carrera de su vida.

Entonces, ¿Están de acuerdo conmigo en que Cuba se llevó el primer lugar en los Panamericanos?